La sensacion de alivio era tan inexpresable y, sin embargo, tan perfecta como la que se tiene cuando, por un feliz accidente o una especie de intuicion psiquica, alguien consigue rascar el punto exacto de la.espalda que uno no puede alcanzar, encontrandolo con exactitud, bingo!, empeorando maravillosamente la comezon durante un segundo, mediante el toque, la presion, la llegada de los dedos..., y despues..., ah!, bendito alivio...